Manifiesto

Si las tendencias actuales continúan, el desafío central de la tecnología de software y la gestión de productos en el próximo siglo será saber cuándo soltar, cuándo permitir que el código cerrado pase a la infraestructura de código abierto para explotar el efecto de revisión por pares y capturar rendimientos más altos en servicios y otros mercados secundarios.

Eric S. Raymond, autor de «The cathedral and the bazaar»

Centralización

El mundo real no esta diseñado artificialmente Se rige por unas reglas, que nadie ha escrito, y son sagradas. Las leyes de la naturaleza. Nadie las cuestiona. Simplemente vivimos regidos por ellas.

El mundo online es otra historia. Se rige por fuerzas. Estas fuerzas son individuos, empresas, incluso paises enteros. Todo pujan por llevarse la mayor parte del pastel. Controlar Internet es controlar nuestras vidas. La humanidad.

Vivimos en un mundo que tiende hacía la centralización y la concentración de poder. Esto es algo de lo que cualquiera puede percatarse, a poco que observe la realidad de ahí afuera. El poder cada vez tiende a estar concentrado en menos manos, y en mayor magnitud.

El mundo digital y el Internet actual no son para nada ajenos a dicha realidad. Ciertamente, todos utilizamos el mismo Internet, que a su vez se asienta sobre los mismos protocolos, los cuáles, en su mayoría, da la casualidad que son abiertos al publico, y operan bajo licencias libres.

Los protocolos están ahí, y el hecho de que en su mayoría sean libres ha sido clave para que podamos seguir disfrutando de las bondades del Internet actual.

Dicho esto, tampoco es menos cierto que, el hecho de como sociedad, tendamos a favorecer factores como la conveniencia y la comodidad, por encima de la privacidad y el control de nuestra información, también ha ayudado en que, en las capas superiores, Internet haya posibilitado, de igual forma, esa centralización de poder.

La buena noticia es que también existen fuerzas que pueden ayudarnos a virar hacía una dirección diferente.

Una de esas fuerzas es el software libre.

Software Libre

El software libre lleva entre nosotros ya muchos años, y su importancia y trascendencia en el Internet actual ha sido absolutamente crucial.

Internet, en su nivel mas core, podemos decir que funciona con software libre. Y no solo eso, sino que una gran parte de los servidores que prestan servicios en Internet, funcionan también con software libre. Grandes compañías, o incluso países, funcionan, en mayor o menor medida, apoyados en el uso de software libre.

La cita que he puesto al principio de este manifiesto es especialmente reveladora. Eventualmente, según expone, los proyectos de software serán abiertos. Probablemente podríamos añadir que la cuestión no es tanto el «si», sino el «cuando».

Podríamos decir que, en gran medida, el software libre domina el mundo, pero lo hace de una forma tan humilde y silenciosa, que rara vez consigue llevarse mérito alguno. Es tan accesible por parte de cualquier individuo u organización, para sus propios beneficios privados, que rara vez se acaba haciendo visible.

Su grandeza radica en ese ultimo aspecto, pero al mismo tiempo, de ahí viene también una de sus principales debilidades, que es la poca o nula habilidad de capturar de vuelta el gran valor que genera por el mundo.

Es muy frecuente ver a proyectos de software libre que, al tiempo de estar aportando un valor enorme, y ser utilizados por millones de usuarios, se las ven luchando y sudando para conseguir fondos para financiarse.

Pero, ¿es posible cambiar esto?

Linux

Linux es el ejemplo más notable, y una verdadera historia de éxito en el ámbito del software libre. Nació de la mano de Linus Torvalds en 1991. A día de hoy, seguro que no exagero si digo que se trata de uno de los grandes inventos del pasado siglo.

Su presencia va realmente mucho más allá del uso en ordenadores personales y smartphones. Podríamos hablar de routers, relojes, coches autónomos, drones, robots. Hablamos también del vasto número de servidores prestando servicios en Internet. Su actual relevancia es tan enorme y extensa que resulta casi imposible de cuantificar.

Con todo, tampoco es menos cierto que, probablemente, Linux no hubiese tenido el éxito global que ha tenido, en caso de haber estado sujeto a estrictos términos de uso.

En 2003, la revista Wired nombro a Linux Torvalds como el líder del mundo libre.

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